7. Halloween rosado

Llega Halloween. Tras estás semanas de eventos, no puedo cerrar la tienda. Sé que hacen fiesta en el gimnasio, y también clases. Pero va a ser el día perfecto de disfrazarse, pase lo que pase. Y tengo productos especiales sólo para esta semana, que espero se vendan: llaveros, neceseres, bragas y camisetas.

Además, esta semana empieza la primera de la lista. Aparece, al mediodía, unas horas antes.

- Soy Sara. Vendré esta tarde.

- Encantada. Pero el horario...

- Sí, de 17 a 20h. Pero quería conocer la tienda, situarme, ubicarme, pataxemprzar ya situada.

- Vale, sin problema.

Y empieza por la tarde.

Todo muy bien, está semana ha sido intensa con muchas ventas. Y hoy Halloween, Sara se disfraza de vampira, yo de bruja, y los jardines, edificios y parques están adornados con carteles, figuras, dibujos y murciélagos y calaveras de plástico. Al lado, en las mesas, hay fiesta con zumos y refrescos subidos de supermercado, olvidando por un día a los ortodoxos ortorexicos y enfermos de comida que parecen no aceptar estos productos, como si fuese veneno, cuando se puede consumir puntualmente. Y algunos que consumíamos más estamos mejor que estos que comen tanta fruta y pocas galletas...

Hay fiesta, ventas. Todo encaja. Sobran algunos productos. Pedí un especial, y sorteamos un par de ellos, con previa autorización, eligiendo en sorteo de clientes con el ticket de compra a ganadores, al azar (los números nos lo envían y escogen  al azar desde la central, enviándolo minutos antes del cierre) y aunque sólo una ha venido, cuelgo un cartel para que la semana que viene venga el otro.